La prevención primaria se basa en la defensa contra los factores y hábitos que hacen prosperar la drogadicción y estimular la promoción social, económica y cultural de las capas más débiles de la sociedad. Tiene gran importancia la colaboración familiar y realizar una educación popular con una información sobre los peligros y daños del alcohol y drogas y una adecuada legislación.
Otras acciones son la legislación restrictiva y punitiva y la vigilancia para evitar el consumo ilícito o tráfico ilegal. Sin embargo, hay quien apuesta por una selectiva legalización de ciertas drogas, aportando diversos argumentos, como medio para erradicar los problemas derivados de la drogadicción.
Los planes de actuación de carácter preventivo pueden tener una naturaleza motivadora o disuasoria. Como elementos disuasorios actúan el temor a los efectos que produce sobre la salud el consumo de drogas (información) y el temor al castigo que se deriva de su consumo (represión). Los elementos motivadores tienden por otra parte a modificar el ambiente social y a mejorar la capacidad personal, mediante una información adecuada para conocer la droga y sus efectos, una formación para fomentar la correcta actitud individual y de grupo ante la espiral droga--violencia y una prevención ocupacional que induzca a actividades deportivas, profesionales, recreativas o culturales como formas de relleno del ocio. Es necesaria la formación científica, social y psicológica de los profesionales de la Salud en materia de drogadicción, ya que solo de esa forma podrán atender correctamente a las personas que acuden buscando su ayuda. La prevención en el ámbito escolar es fundamental, ya que junto con la familia representa una institución básica en la formación-deformación de los más vulnerables (niños y jóvenes).
Desde el punto de vista del tratamiento y la rehabilitación psicosocial, ésta solamente es efectiva si se dan una serie de condiciones:
Equipo asistencial multidisciplinario con adecuada formación en psiquiatría comunitaria y toxicomanías.
La institución debe tener espacio físico y socioterapeútico adecuado. Un programa de rehabilitación que contemple el período de desintoxicación, el de rehabilitación psicológica y de reinserción psicosocial.
La finalidad de todo programa de tratamiento debe perseguir tres aspectos primordiales:
despertar conciencia de daño
generar conciencia de enfermedad
poner en marcha una verdadera motivación antitoxicomanígena.
En estos aspectos, el empleo de la psicoterapia de grupo es prácticamente imprescindible
sábado, 10 de enero de 2009
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